Zapadores de la Curia. Intermediarios entre Abogados y clientes, intérpretes de los vericuetos procesales ante el siempre acobardado y perdido litigante. Mensajeros del proceso avant la lettre. Vinieron a cubrir, en un mundo de largas distancias y escasas velocidades, un papel fundamental de cuidadores de los intereses de las partes, del litigante y su abogado, a pie de estrado. Y siguen haciéndolo. Junto al Abogado. Delante, o detrás del cliente. De esa forma eficiente y callada típica de los quehaceres, de esos instrumentos, de esas compañías, que sólo se valoran cuando se carece de repente de ellas y nos angustian con el silencioso grito de su ausencia.*
Así, la Procura es una profesión libre, independiente y colegiada que tiene como principal misión la representación técnica de quienes sean parte en cualquier clase de procedimiento. Es también misión de la Procura desempeñar cuantas funciones y competencias le atribuyan las leyes procesales en orden a la mejor administración de justicia, a la correcta sustanciación y a la eficaz ejecución de las sentencias y demás resoluciones que dicten los Juzgados y Tribunales.
*C. Carnicer Díez, La Procura: un futuro para la Historia